El viejo estoicismo helenĆstico y romano vivió una segunda edad de oro en la Europa de los siglos XVI y XVII. En un contexto de inseguridades y conflictos, llamaba la atención su Ć©tica, que prometĆa alcanzar la imperturbabilidad mediante la supresión de las pasiones, y su propuesta centrada en la virtud de la constancia. Pero, mĆ”s allĆ” de la recuperación de las recetas estoicas para neutralizar los males del mundo, Āæcómo fue posible que una doctrina pagana, que era inmanentista, determinista, panteĆsta y monista, ganase la atención de no pocos espĆritus inquietos tanto en el bando católico como en el protestante?

























