Las Ć©lites polĆticas, intelectuales y sociales, impulsadas por el miedo a la alteración del orden social, han construido históricamente la imagen de unas masas irracionales, violentas, incapaces de construir nada bello. Esta obra pretende evidenciar cómo la enseƱanza de la Historia, cuyo texto mĆ”s visible es la historiografĆa escolar, los manuales de Historia, ha sido uno de los instrumentos de transmisión de esa imagen, que se ha desplegado a travĆ©s de distintos discursos (tradicionalista, integrista, conservador, falangistaā¦) desde los orĆgenes del sistema educativo hasta hoy. Cada uno de esos discursos, para conjurar el miedo a las masas, las pretende articular en torno a un pasado, una identidad, una herencia, una tradición que las convierte en pueblo; les ofrece un proyecto social de futuro, un horizonte utópico, sea reaccionario o modernizador, y les seƱala las Ć©lites adecuadas para llevarlo a cabo, sean arcaicas o innovadoras. Pero en la historiografĆa escolar se han desplegado tambiĆ©n discursos alternativos: el liberal-humanitario, con una fuerte carga Ć©tica, muestra mĆ”s confianza en el pueblo y ofrece como horizonte la democracia; el del partido de la ciencia, muy dĆ©bil, interesado en la bĆŗsqueda de la verdad historiogrĆ”fica, aflora solo desde la Transición y se distancia de cualquier identidad o proyecto social.

























