Entendida como un proceso estratĆ©gico utilizado por actores internacionales (estados y organizaciones afines), la desinformación se ha convertido en un recurso caracterĆstico de las denominadas guerras de quinta generación o guerras hĆbridas, en las que las fronteras del conflicto se diluyen en una bruma de acciones digitales de hostigamiento y manipulación de difĆcil atribución. Como estrategia de esta nueva guerra lĆquida, la desinformación busca distorsionar la percepción de las sociedades implicadas y dificultar la toma de decisiones acorde con su seguridad e intereses. El entorno cognitivo es, pues, un nuevo territorio de enfrentamiento, que resulta particularmente sensible en el caso de las democracias avanzadas, donde la opinión pĆŗblica constituye un factor polĆtico de primer orden. El impacto geoestratĆ©gico de la desinformación conforma asĆ un punto de encuentro privilegiado entre quienes analizan la transformación del ecosistema informativo de las democracias avanzadas y quienes desarrollan y aplican polĆticas de defensa destinadas a luchar contra la injerencia en el nuevo contexto de la guerra hĆb





















