Uno de los textos mĆ”s apasionantes, lĆŗcidosĀ e inquietantes que nos ha brindado la literaturaĀ inglesa de las Ćŗltimas dĆ©cadas. Inmensa en mĆ”s de un sentido, paradójicamente amada por crĆticos eruditos y por lectores de romances y novelas policĆacas, galardonada con el Booker, el mĆ”s prestigioso premio literario britĆ”nico,Ā Posesión, contaba su autora, tiene su remoto origen en las reflexiones que le inspiró una biógrafa americana de Coleridge que habĆa dedicado toda su vida al estudio del poeta.Ā«Era como un caso de posesión demonĆaca, y me preguntĆ© si era ella quien se habĆa apoderado de Ć©l, sabiĆ©ndolo todo sobre su vida, o Ć©l de ella.Ā»En la novela, todo empieza con unas cartas robadas. Roland Michell, un oscuro graduado en literatura inglesa, descubre azarosamente entre los libros de Randolph Henry Ash, victoriano eminente, dos cartas inconclusas y nunca enviadas a una desconocida mujer. Roland se guarda las cartas y decide investigar la identidad de la misteriosa Christabel LaMotte, ambigua poeta de la Ć©poca y reivindicada en la actualidad por feministas y lesbianas. Si realmente existió una relación entre ambos, Roland ha hecho un descubrimiento que puede lanzarle a una brillante carrera acadĆ©mica y constituir un hito en el estudio de la poesĆa victoriana.AcompaƱado por Maud Bailey, especialista en la obra de Christabel, seguirĆ”n un rastro de poemas, diarios y cartas y, gradualmente poseĆdos por aquellos que buscaban poseer, reconstruirĆ”n una historia de pasiones allĆ donde nunca se supo que las hubiera, historia que encontrarĆ” su peculiar espejo en el presente, un tiempo en el que se creĆa ya disipada toda pasión.

























