Un lĆŗcido anĆ”lisis de la hipermasculinidad que impregnó el imaginario polĆtico del primer franquismo.El fascismo espaƱol representado por FET y de las JONS fue, como el resto de fascismos, una ideologĆa profundamente regeneracionista. Partiendo de la conciencia de crisis nacional que habĆa atravesado el continente europeo desde el siglo XIX y que en EspaƱa habĆa sido especialmente acuciante desde el desastre del 98, Falange se sumó a la bĆŗsqueda de soluciones regeneradoras que ansiaban sacar al paĆs de la decadencia patria. Lo hizo desde su especĆfica propuesta totalitaria y antiliberal, y lo hizo, ademĆ”s, asumiendo valoraciones impregnadas de atributos de gĆ©nero: si la decadencia se narraba a partir del afeminamiento que era propio de un liberalismo fofo, pusilĆ”nime, y apoltronado, a la par que frĆvolo, huero y superficial, la regeneración se expresaba como un proceso de recuperación de la considerada como intrĆnseca virilidad espaƱola. AsĆ, la nueva EspaƱa emergida con la victoria franquista en la guerra se pensaba fuerte, valerosa y decidida; firme, dura y precisa; pero, tambiĆ©n, grave, seria y austera, sin excesos ni estridencias.La nación viril explora de forma exhaustiva cómo la convicción de la inherente virilidad de EspaƱa impregnó el discurso y las reivindicaciones falangistas en su conjunto durante los regeneracionistas meses de la victoria. En este sentido, estudia la forma en la que se imaginó la nación, pero tambiĆ©n cómo la asunción de la virilidad permeó tanto el sentimiento nacionalista y la forma en la que Falange se posicionaba ante la patria como la interpretación de la historia y el patrimonio nacionales que realizaba. Como telón de fondo, a lo largo de todo el libro late la constante inquietud que atravesó el inicio de la dictadura franquista: el miedo a que la nueva EspaƱa sobria, exacta y rigurosa se pudiera distorsionar para trocarse en la vieja EspaƱa decadente y afeminada que siempre acechaba.

























