El sueƱo utópico de la ciencia, imitar el cerebro humano sin sus imperfecciones, y la vertiginosa aceleración de la IA, nos conducen sin remedio hacia una Ā«civilización artificialĀ» en la que cohabitarĆ”n seres humanos y mĆ”quinas. Incisivo, aunque esperanzador, Lassalle analiza las consecuencias culturales, geopolĆticas y filosóficas de este fenómeno.
Se habla mucho de las extraordinarias oportunidades y riesgos de la IA. Sin embargo, no se piensa apenas en lo que supone filosóficamente para la humanidad impulsar el desarrollo de Ā«algoĀ» que estĆ” siendo programado para ser Ā«alguienĀ» consciente. Un Ā«alguienĀ» sintĆ©tico al que se dota de capacidades cognitivas inimaginables, pero sin la conciencia ni los condicionantes morales que acompaƱan la existencia del creador a quien replica: el ser humano. La IA es Ā«algoĀ», todavĆa. Aunque no sabemos por cuĆ”nto tiempo. Va camino de convertirse en la apoteosis de una ciencia que, heredera de Hobbes, ha creĆdo que el conocimiento es poder.
JosĆ© MarĆa Lassalle analiza con gran lucidez el reto del nihilismo tecnológico sobre el que sigue asentada nuestra sociedad. Una corriente liderada por Estados Unidos y China para alcanzar la hegemonĆa mundial mientras Europa busca una alternativa mĆ”s humanista: una IA amigable, gobernada por una sabidurĆa aristotĆ©lica que reserve a los seres humanos un rol decisorio y decisivo dentro de la civilización artificial hacia la que nos dirigimos.

























